Maqueta de la ciudad de Santa Fe según el plano de Marcos Sastre |
La
mudanza de la ciudad
La elección del sitio para fundar la ciudad había sido objeto de especial cuidado por parte de Garay. La costa occidental del Paraná garantizaba abundante caza y pesca; en un documento de 1576 se declara que Santa Fe está ubicada y edificada en lugar muy bueno, sano y fértil, añadiéndose que en torno de ella en el río hay grandes pesquerías y cazas. El emplazamiento se destacaba además por la elevación del terreno, propia del albardón costero.
Sin embargo, a mediados del siglo XVII se pusieron en evidencia algunas desventajas. La presión de aborígenes sobre la frontera, la interrupción de los caminos en tiempos de creciente y la erosión de la barranca provocada por el río, motivaron que el Cabildo decidiera el traslado de la ciudad a otro lugar que asegurara su futuro.
El 21 de abril de 1649, el procurador de la ciudad presentó al Cabildo una petición planteando el problema. Al año siguiente el Visitador General Andrés Garavito de León autorizó el traslado y el 5 de octubre del mismo año el Cabildo resolvió su ejecución.
El traslado de la ciudad requería previa autorización real, aprobación que no se produjo sino hasta después de efectuado el traslado. Una Real Cédula de la Reina Gobernadora fechada en Madrid el 6 de mayo de 1670 dio por bien hecha y confirmada la mudanza.
La elección del sitio para fundar la ciudad había sido objeto de especial cuidado por parte de Garay. La costa occidental del Paraná garantizaba abundante caza y pesca; en un documento de 1576 se declara que Santa Fe está ubicada y edificada en lugar muy bueno, sano y fértil, añadiéndose que en torno de ella en el río hay grandes pesquerías y cazas. El emplazamiento se destacaba además por la elevación del terreno, propia del albardón costero.
Sin embargo, a mediados del siglo XVII se pusieron en evidencia algunas desventajas. La presión de aborígenes sobre la frontera, la interrupción de los caminos en tiempos de creciente y la erosión de la barranca provocada por el río, motivaron que el Cabildo decidiera el traslado de la ciudad a otro lugar que asegurara su futuro.
El 21 de abril de 1649, el procurador de la ciudad presentó al Cabildo una petición planteando el problema. Al año siguiente el Visitador General Andrés Garavito de León autorizó el traslado y el 5 de octubre del mismo año el Cabildo resolvió su ejecución.
El traslado de la ciudad requería previa autorización real, aprobación que no se produjo sino hasta después de efectuado el traslado. Una Real Cédula de la Reina Gobernadora fechada en Madrid el 6 de mayo de 1670 dio por bien hecha y confirmada la mudanza.
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