*Su dueño fue Don Manuel Madeira, apodado "El Portugués", quien se dedicó a tareas comerciales.
*Su particular disposición en la traza urbana, sin un registro preciso de la limitación de la propiedad, avanza sobre el espacio de la calle, generando un espacio de notable singularidad.
*De antiguedad similar a la Iglesia.
*A una cuadra del Antiguo Camino Real (hoy calle Santa Rosa)
*En esa época las escrituras de tierras llevaban la inscripción "¡Viva la Santa Federación!, ¡Mueran los Salvajes Unitarios!"
*Alguna vez un fabricante de ladrillos de la zona costera santafesina expresó:"...en esa casa estuvo descansando el Brigadier López, cuando desde San José del Rincón, los blandengues y las milicias rinconeras impedían el ingreso de los invasores unitarios y de los aborígenes...".
*Y ahí cerquita, según la tradición oral el célebre cacique Mateo El Grande fue muerto por rinconeros en 1820. Había mantenido en jaque a la ciudad de Santa Fe y al mismo Brigadier López durante años.
(p.51, El Paisaje Costero en S. J. del Rincón -Otros vestigios coloniales- Zarza; Graciela y González; Clelia).

domingo, 11 de octubre de 2015

Día del Dulce de Leche, el manjar argentino. 11 de Octubre

Hacia el año 1829 en vísperas de la firma de un pacto de paz entre Juan Manuel de Rosas y su enemigo político Juan Lavalle en la estancia de Rosas en el Partido de La Matanza.
Lavalle llegó primero y, muy cansado, reposó sobre el catre de Rosas, quedando dormido.
La criada de Rosas, mientras hervía leche con azúcar,  la lechada como se le llamaba,  para acompañar el mate de la tarde, se encontró con Lavalle durmiendo en el catre de su patrón. Ella se asustó y corrió a dar aviso a los guardias.
Más tarde arribó Rosas, quien no se molestó con Lavalle y pidió a la criada el mate con leche, quien recordó en ese momento que había desatendido la leche con azúcar en el fuego, dejándola hervir más de lo normal.
Al buscar la lechada, la criada se encontró con una sustancia marrón y espesa. Su sabor deleitó a Rosas que compartió el dulce con Lavalle mientras trataban los puntos del pacto.



jueves, 1 de octubre de 2015

"... En casa de la señora Leguizamón no se vendía nada. Ir a ella con el dinero en la mano -los famosos <cuatro> bolivianos o los pesos columnarios de los tiempos de Carlos III- en demanda de los productos de las labores domésticas (y aún de los no domésticos, como el maíz y el zapallo), lo hubiera considerado la señora de la casa como falta de respeto, despachándolo con un:
     - Con la plata, busque su merced lo que necesita en la pulpería, allá en lo del portugués Manuel ...
Libro: Domingo Guzmán Silva. Mi terruño, 1910. 1º Parte, Capítulo II, p. 6 
 
"... Poco a poco aflojó el indio la persecución, cediendo a la superioridad de las armas, al arte de hacer la guerra y al arrojo de los criollos, de modo que la población seminómade, habitante del rancho de cuero, se transformó en sedentaria, edificó sus casas de adobe y paja, levantó capilla para la adoración de Dios y se encontró transformada, por el hábito, en agrícola, siendo el verdadero granero de Santa Fe y Paraná y el núcleo mayor y más compacto de esa industria en la República, al alborear el siglo XVIII..."
Libro: Domingo Guzmán Silva. Mi terruño, 1910. 1º Parte, Capítulo V, p. 57
*"Los portugueses fueron abundantes en el Río de la Plata, no solo por ser dueño el Portugal del Brasil, y la vecindad era aprovechada, sino también por haber sido el reino lusitano una dependencia española".
Libro: Domingo Guzmán Silva. Mi terruño, 1910. 1º Parte, Capítulo XI, p. 61
"...Unida al presbiterio se levantó la casa para escuela, imprenta y oficios. De niño conocí tres de esas piezas, orientadas de este a oeste, con paredes de adobe y techos de paja...".
Libro: Domingo Guzmán Silva. Mi Terruño, 1910. 2º Parte, II, p. 100
"... Voy a evocar un hogar, ya ido, cual eran la mayoría en aquel caserío humildísimo.
Era la casa típica de los castellanos de América, salidos a duras penas de la civilización del cuero, en camino a la del ladrillo y teja, en que luego se cristalizó. Dos pìezas grandes, de paredes de adobe y techo de paja, daban al frente a la calle..."
Libro: Domingo Guzmán Silva. Mi terruño, 1910. 2º Parte, III, p. 120