*Su dueño fue Don Manuel Madeira, apodado "El Portugués", quien se dedicó a tareas comerciales.
*Su particular disposición en la traza urbana, sin un registro preciso de la limitación de la propiedad, avanza sobre el espacio de la calle, generando un espacio de notable singularidad.
*De antiguedad similar a la Iglesia.
*A una cuadra del Antiguo Camino Real (hoy calle Santa Rosa)
*En esa época las escrituras de tierras llevaban la inscripción "¡Viva la Santa Federación!, ¡Mueran los Salvajes Unitarios!"
*Alguna vez un fabricante de ladrillos de la zona costera santafesina expresó:"...en esa casa estuvo descansando el Brigadier López, cuando desde San José del Rincón, los blandengues y las milicias rinconeras impedían el ingreso de los invasores unitarios y de los aborígenes...".
*Y ahí cerquita, según la tradición oral el célebre cacique Mateo El Grande fue muerto por rinconeros en 1820. Había mantenido en jaque a la ciudad de Santa Fe y al mismo Brigadier López durante años.
(p.51, El Paisaje Costero en S. J. del Rincón -Otros vestigios coloniales- Zarza; Graciela y González; Clelia).

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jueves, 1 de octubre de 2015

"... Poco a poco aflojó el indio la persecución, cediendo a la superioridad de las armas, al arte de hacer la guerra y al arrojo de los criollos, de modo que la población seminómade, habitante del rancho de cuero, se transformó en sedentaria, edificó sus casas de adobe y paja, levantó capilla para la adoración de Dios y se encontró transformada, por el hábito, en agrícola, siendo el verdadero granero de Santa Fe y Paraná y el núcleo mayor y más compacto de esa industria en la República, al alborear el siglo XVIII..."
Libro: Domingo Guzmán Silva. Mi terruño, 1910. 1º Parte, Capítulo V, p. 57
"...Unida al presbiterio se levantó la casa para escuela, imprenta y oficios. De niño conocí tres de esas piezas, orientadas de este a oeste, con paredes de adobe y techos de paja...".
Libro: Domingo Guzmán Silva. Mi Terruño, 1910. 2º Parte, II, p. 100
"... Voy a evocar un hogar, ya ido, cual eran la mayoría en aquel caserío humildísimo.
Era la casa típica de los castellanos de América, salidos a duras penas de la civilización del cuero, en camino a la del ladrillo y teja, en que luego se cristalizó. Dos pìezas grandes, de paredes de adobe y techo de paja, daban al frente a la calle..."
Libro: Domingo Guzmán Silva. Mi terruño, 1910. 2º Parte, III, p. 120