Hacia el año 1829 en vísperas de la firma de un pacto de paz entre Juan Manuel de Rosas y su enemigo político Juan Lavalle en la estancia de Rosas en el Partido de La Matanza.
Lavalle llegó primero y, muy cansado, reposó sobre el catre de Rosas, quedando dormido.
La criada de Rosas, mientras hervía leche con azúcar, la lechada como se le llamaba, para acompañar el mate de la tarde, se encontró con Lavalle durmiendo en el catre de su patrón. Ella se asustó y corrió a dar aviso a los guardias.
Más tarde arribó Rosas, quien no se molestó con Lavalle y pidió a la criada el mate con leche, quien recordó en ese momento que había desatendido la leche con azúcar en el fuego, dejándola hervir más de lo normal.
Al buscar la lechada, la criada se encontró con una sustancia marrón y espesa. Su sabor deleitó a Rosas que compartió el dulce con Lavalle mientras trataban los puntos del pacto.
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