*Su dueño fue Don Manuel Madeira, apodado "El Portugués", quien se dedicó a tareas comerciales.
*Su particular disposición en la traza urbana, sin un registro preciso de la limitación de la propiedad, avanza sobre el espacio de la calle, generando un espacio de notable singularidad.
*De antiguedad similar a la Iglesia.
*A una cuadra del Antiguo Camino Real (hoy calle Santa Rosa)
*En esa época las escrituras de tierras llevaban la inscripción "¡Viva la Santa Federación!, ¡Mueran los Salvajes Unitarios!"
*Alguna vez un fabricante de ladrillos de la zona costera santafesina expresó:"...en esa casa estuvo descansando el Brigadier López, cuando desde San José del Rincón, los blandengues y las milicias rinconeras impedían el ingreso de los invasores unitarios y de los aborígenes...".
*Y ahí cerquita, según la tradición oral el célebre cacique Mateo El Grande fue muerto por rinconeros en 1820. Había mantenido en jaque a la ciudad de Santa Fe y al mismo Brigadier López durante años.
(p.51, El Paisaje Costero en S. J. del Rincón -Otros vestigios coloniales- Zarza; Graciela y González; Clelia).

viernes, 15 de noviembre de 2013

440º aniversario de la Fundación de la ciudad de Santa Fe

Santa Fe, una ciudad del camino - Una encrucijada - (1573)

Garay, observaba las costas del Paraná.
La margen izquierda era alta, ondulosa, fértil. La margen derecha era baja, anegadiza y se perdía entre el laberinto de los arroyos y la maraña densa de las islas.
La margen izquierda estaba defendida por la muralla de sus barrancas, mientras la margen derecha se agazapaba entre los árboles esperando el inexorable castigo de las inundaciones.
Sin embargo Garay se internó en un brazo del Paraná sobre la margen derecha y fundó Santa Fe, del lado de “la tierra”, para que por su “puerta” entraran los hombres de Asunción siguiendo el mejor camino que les llevaba al Perú.(1)
No fue un acto solemne y espectacular, como el de las fundaciones evocadas por los cuadros de historia.
No hubo allí gente arrodillada, ni besos a la tierra, ni brazos eclesiásticos bendiciendo el ámbito de la nueva ciudad, que, lo dice el mismo Garay, “no hubo uno que quisiera ir a aquella miseria”.
No se hizo tampoco alarde militar ni ostentación de armas, que sólo llevaban algunas espadas mal templadas y algunos arcabuces paraguayos, ni lucieron allí tampoco los pintorescos trajes de la época, que los compañeros del fundador iban tan sucios y andrajosos, lo dice Juan Alvares en su “Ensayo sobre la Historia de Santa Fe”, que los indios les llamaban los ahumados.

Agustín Zapata Gollán.
Las Puertas de la Tierra (fragmentos) 2da. Edición.
Santa Fe, Ediciones Colmegna, 1973.

(1) ... los que salieron para fundar Santa Fe no tenían ante sus ojos los espejismos de grandezas y tesoros que alucinaban a otros. Santa Fe iba a ser sólo una ciudad del camino, una posta en la ruta a Buenos Aires y en la ruta al Perú. Santa Fe iba a ser una encrucijada.


“…Con 80 mancebos y bien mancebos nacidos en esta tierra y un bergantín y seis canoas hendidas á manera de barcas y algunas canoas sencillas, cincuenta caballos y las municiones que han sido posibles según lo que había” dice el capitán Martín de Orúe; y agrega “se decir á V. alteza que yo no he sido de tal parecer y lo mismo los oficiales de V. A. y otros muchos, sino fue el factor Pedro Dorantes, por ser cosa de tantos muchachos y mal pertrechados, de lo que se requiere para semejante jornada y tan importante, como mas largo se entenderá de los que de acá van etc…”. Y Pedro Dorantes en carta al rey, dice: “que va para hacer la población necesaria allí abajo Juan de Garay, del cual ha conocido gran deseo para vuestro real servicio, porque así de lo que se leha vendido de vuestra real hacienda, fiado por cierto tiempo que holgara el que se diera más, y de su hacienda dicen há ayudado á algunos de los que con el ván, y lleva para darles por allá algún plomo y polvora y azufre, aunque poco, para si halla salitre para hacer polvora, y sobre un verso de bronce de vuestra real hacienda que pidió para la fuerza, que mediante Dios piensa hacer para su defensa, quedando acá otros tres, y unos fuelles viejos que uno tiene prestado que él pidió para llevar en los aderesos de la fragua que de V. R. H. se le dá prestado, para poder aderesar las armas y otras cosas necesarias que se le daban; pidió al teniente Martin Suarez su mandamiento para que le diesen el verso y los fuelles, porque allá no iba quien lo supiera hacer porque habían muchos que los hicieron, y el teniente se le dio, con ciertas penas para los oficiales con el cual fuimos requeridos, y mis compañeros no estuvieron en ello, y yó respondi que se le prestara el verso, y que si se perdiese yo lo pagaría á V. M; ni por esto se le dio, hasta que hubo segundo mandamiento, y asi se le dio con sus cámaras, la polvora y pelotas para él vendidas, como lo demás. Espero en Dios que con su ayuda y población han de ser dios y V. A. servidos y este pueblo remediado, plegue á él asi sea. Lleva 9 españoles, 75 arcabuces, 55 caballos y los mancebos ordinariamente son buenos arcabuceros en poco tiempo que lo usan, y gente de caballo; sea Dios servido se haga como para su servicio y vuestro y redución de estos mas que cautivos, que en esta infelice república estamos, mas convenga etc...”
Las dificultades para preparar este viaje de Garay, fueron grandes, y puede asegurarse, que la empresa llevóse á cabo, debido a los esfuerzos del factor Pedro Dorantes salvando asi al Rio de la Plata y vecinos de la Asunción, el que presenciaran la intromisión de los conquistadores del Perú y quizás, de luchas internas y reformas administrativas y de gobierno.
Al abandonar Garay á la carabela, que se dirijía á España, en 20 de junio de este año, frente a la laguna de los Patos, cerca de la actual Colonia de la República Oriental, dejó igualmente, todas las vinculaciones, que con el bochornoso pasado de la conquista, pudiera afear su nombre, y libre de trabas y obstáculos, dirijióse con el pequeño número de gente, á poner en práctica la idea interior que lo dominaba. Recojió los pocos que iban por la costa del Paraná, con los caballos y vacas, y recorrió este rio, buscando un punto adecuado para poblar, que sirviera de tránsito á lo ya poblado y á poblarse; entró por uno de los rios afluentes del Paraná, llamado de los Quiloazas; y saltó a tierra, en banda Sudoeste, corriendo la comarca; y considerando la tierra y lugar de buena disposición, fundó definitivamente la ciudad de Santa Fé, en 15 de Noviembre de 1573, “para poder tratar, con las Provincias y Gobernación del Tucumán, y por allí con los reinos del Perú, para que su Magestad fuese avisado, de las cosas que en estas provincias hubiese, como así se ha hecho, é ido y venido despachos á los reinos del Perú, después que dicha ciudad fue fundada”.
Esta expedición y fundación de Santa Fé, fue hecha á expensas de los compañeros y del mismo Juan de Garay, el que vendió todos sus bienes y hasta empeñó los de su mujer, para el buen resultado de la nueva empresa…

Dr. Manuel M. Cervera
Historia de la ciudad y provincia de Santa Fe (1573-1853) - Tomo I
Santa Fe, Librería Imprenta y Encuadernación La Unión de Ramón Ibáñez, 1908 – Pág. 126-128


Los mancebos, hijos de la tierra (1573)

... Los hijos de la tierra, la futura rebeldía de aquellos vasallos...

Cuando muere Irala, en 1550, mestizos y criollos, principalmente los mestizos, los hijos de la tierra, superan ampliamente al elemento español metropolitano, son los que dan la verdadera y auténtica fisonomía a la colonia mediterránea. Ortiz de Vergara, que pudo conocer y apreciar a este elemento humano que caracteriza a la tierra, escribió que “... eran tan hombres de bien en aquellas provincias que no conviene llamarles mestizos, sino del nombre que ellos se precia, que es el de montañeses”. Ya para 1573 estos hijos de la tierra fundarían con Juan de Garay la ciudad de Santa Fe, y en 1580 la ciudad de Buenos Aires. Son numerosos, capaces, bien adaptados a la tierra, baqueanos, hombres que usan garrotes en lugar de espadas, porque no las hay para ceñir, lindos jinetes en ambas sillas. Diestros arcabuceros, pronto, muy pronto fueron el temor, la prevención y la desconfianza de los buenos funcionarios reales que vieron despuntar en la suficiencia, en la soberbia y en la cabal adaptación al medio, la futura rebeldía de aquellos vasallos.

Alberto M. Salas.
Tiempo de Indias, Tiempo de Buenos Aires.
Bs.As. Editorial Plus Ultra, 1983.


Acta de Fundación

“Yo Juan de Garay, capitán y justicia mayor en esta conquista y población de el Paraná y “río de la Plata. Digo que en el nombre de la Santísima Trinidad y de la Virgen Santa María y de “la Universidad de todos los Santos y en nombre de la Real Magestad de el rey don Felipe, “nuestro Señor y del muy ilustre señor Juan Ortiz de Zárate, gobernador y capitán general y “alguacil mayor de todas las provincias de dicho río de la Plata y por virtud de los poderes que para “ello tengo, fundo y asiento y nombro esta ciudad de Santa Fe en esta Provincia de Calchines y “Mocoretaes, por parecerme que en ella hay las partes y las cosas que convienen para la “perpetuación de dicha ciudad, de agua y leña y pastos que quiera, y casas y tierra y estancias “para los vecinos y moradores de ella y repartirles como su Magestad lo manda, y asiéntola y “puéblola con aditamiento que todas las veces que pareciese ó se hallase otro asiento más “conveniente y provechoso para la perpetuidad lo pueda hacer con acuerdo y parecer del Cabildo y “Justicia que en esta ciudad hubiese como pareciese que al servicio de Dios y de su Magestad más “convenga y porque su Magestad manda á gobernadores y capitanes que ansi poblasen y “fundasen nuevos pueblos y les dá poder y comisión para que puedan nombrar en su Real nombre “Alcaldes y Rexidores para que tengan en justicia y buen Gobierno y Policía, tales Ciudades y “Pueblos:- ansi yo en nombre de su Magestad y de el dicho señor Gobernador, nombro y señalo por “alcaldes á Juan de Espinosa y á Horduño de Arbillo y por Rexidores á Benito de Morales y á “Bernardo de Zalas y á Matheo Gil, y á Diego Ramírez y á Lázaro de Viñalbo y á Juan de Santa “Cruz; y ansi en nombre de su Magestad y del dicho señor gobernador les doy poder y facultad “para que ussen y exerssan los dichos oficios de alcaldes y Rexidores en aquellos caussas y cossas “convenientes y á ellos tocantes, conforme las ordenanzas que su Magestad tiene hechas para la “ciudad y Pueblos de las Indias para que ussen así de alcaldes ordinarios como de la hermandad “en todos los negocios, á ellos tocantes y no obstante que su Magestad por sus reales provisiones “manda que sean cada año elegidos. Y así cumpliendo yo sus Reales Mandamientos por tales los “nombro y señalo, pero pareciéndome que la elección que se ha de acostumbrar hacer, sea un día “señalado como es casso y costumbre en todas las ciudades y Reinos de su Magestad.
.........................................................................

-“Otrosí mando que el asiento y repartimiento de los Solares Cassas de los vecinos de esta Ciudad “se edifiquen y assienten y se guarden conforme á las trazas que tengo señaladas en un pergamino “que es fecho en este Asiento y ciudad de Santa Fé, oy Domingo á quince de Noviembre de mill y “quinientos y setenta y tres años. Otrosí en la tierra de esta ciudad tengo señalado dos Solares “para iglesia mayor, la cual nombro la advocación de todos los Santos. Testigos que á todo lo dicho “fueron presentes Francisco de Sierra, maestre de campo de esta conquista y Antonio Thomas y “Hernán Sánchez, oy Domingo 15 de Noviembre de 1573, -Juan de Garay- Por testigo “Francisco de Sierra- Por testigo Antonio Thomas- Por testigo Hernán Sánchez. Por mandato del “señor Capitán General. Pedro Espinoza, Escribano nombrado por la justicia”.

Manuel Cervera. - Historia de la ciudad y la provincia de Santa Fe Tomo I
Santa Fe, Imprenta de la Universidad del Litoral, 1979- pág. 143-145.



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