“…Con 80 mancebos y bien mancebos nacidos en esta tierra y un bergantín y seis canoas hendidas á manera de barcas y algunas canoas sencillas, cincuenta caballos y las municiones que han sido posibles según lo que había” dice el capitán Martín de Orúe; y agrega “se decir á V. alteza que yo no he sido de tal parecer y lo mismo los oficiales de V. A. y otros muchos, sino fue el factor Pedro Dorantes, por ser cosa de tantos muchachos y mal pertrechados, de lo que se requiere para semejante jornada y tan importante, como mas largo se entenderá de los que de acá van etc…”. Y Pedro Dorantes en carta al rey, dice: “que va para hacer la población necesaria allí abajo Juan de Garay, del cual ha conocido gran deseo para vuestro real servicio, porque así de lo que se leha vendido de vuestra real hacienda, fiado por cierto tiempo que holgara el que se diera más, y de su hacienda dicen há ayudado á algunos de los que con el ván, y lleva para darles por allá algún plomo y polvora y azufre, aunque poco, para si halla salitre para hacer polvora, y sobre un verso de bronce de vuestra real hacienda que pidió para la fuerza, que mediante Dios piensa hacer para su defensa, quedando acá otros tres, y unos fuelles viejos que uno tiene prestado que él pidió para llevar en los aderesos de la fragua que de V. R. H. se le dá prestado, para poder aderesar las armas y otras cosas necesarias que se le daban; pidió al teniente Martin Suarez su mandamiento para que le diesen el verso y los fuelles, porque allá no iba quien lo supiera hacer porque habían muchos que los hicieron, y el teniente se le dio, con ciertas penas para los oficiales con el cual fuimos requeridos, y mis compañeros no estuvieron en ello, y yó respondi que se le prestara el verso, y que si se perdiese yo lo pagaría á V. M; ni por esto se le dio, hasta que hubo segundo mandamiento, y asi se le dio con sus cámaras, la polvora y pelotas para él vendidas, como lo demás. Espero en Dios que con su ayuda y población han de ser dios y V. A. servidos y este pueblo remediado, plegue á él asi sea. Lleva 9 españoles, 75 arcabuces, 55 caballos y los mancebos ordinariamente son buenos arcabuceros en poco tiempo que lo usan, y gente de caballo; sea Dios servido se haga como para su servicio y vuestro y redución de estos mas que cautivos, que en esta infelice república estamos, mas convenga etc...” Las dificultades para preparar este viaje de Garay, fueron grandes, y puede asegurarse, que la empresa llevóse á cabo, debido a los esfuerzos del factor Pedro Dorantes salvando asi al Rio de la Plata y vecinos de la Asunción, el que presenciaran la intromisión de los conquistadores del Perú y quizás, de luchas internas y reformas administrativas y de gobierno. Al abandonar Garay á la carabela, que se dirijía á España, en 20 de junio de este año, frente a la laguna de los Patos, cerca de la actual Colonia de la República Oriental, dejó igualmente, todas las vinculaciones, que con el bochornoso pasado de la conquista, pudiera afear su nombre, y libre de trabas y obstáculos, dirijióse con el pequeño número de gente, á poner en práctica la idea interior que lo dominaba. Recojió los pocos que iban por la costa del Paraná, con los caballos y vacas, y recorrió este rio, buscando un punto adecuado para poblar, que sirviera de tránsito á lo ya poblado y á poblarse; entró por uno de los rios afluentes del Paraná, llamado de los Quiloazas; y saltó a tierra, en banda Sudoeste, corriendo la comarca; y considerando la tierra y lugar de buena disposición, fundó definitivamente la ciudad de Santa Fé, en 15 de Noviembre de 1573, “para poder tratar, con las Provincias y Gobernación del Tucumán, y por allí con los reinos del Perú, para que su Magestad fuese avisado, de las cosas que en estas provincias hubiese, como así se ha hecho, é ido y venido despachos á los reinos del Perú, después que dicha ciudad fue fundada”. Esta expedición y fundación de Santa Fé, fue hecha á expensas de los compañeros y del mismo Juan de Garay, el que vendió todos sus bienes y hasta empeñó los de su mujer, para el buen resultado de la nueva empresa…
Dr. Manuel M. Cervera Historia de la ciudad y provincia de Santa Fe (1573-1853) - Tomo I Santa Fe, Librería Imprenta y Encuadernación La Unión de Ramón Ibáñez, 1908 – Pág. 126-128
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