Fray Francisco de Paula Castañeda. Este sacerdote periodista que en 1821 era afanosamente buscado por el general Hilarión de la Quintana con un pelotón de ocho soldados, y sufrió cinco destierros con la consiguiente clausura de sus periódicos (el último, por disposición de Bernardino Rivadavia, quien ya había refrendado una prohibición expresa de escribir durante cuatro años), había nacido en 1776 y la influencia de su madre que deseaba que siguiera el sacerdocio, hizo que a los 11 años ingresara en el convento franciscano. A los 22 años, la Orden lo envió a Córdoba y en el año 1800 fue ordenado sacerdote.
Dos años después entregaba a la imprenta su primer trabajo que tituló “El alma de los brutos”, donde hacía especulaciones en torno a la existencia anímica de los animales. “Es interesante señalar-apuntaría en un exhaustivo estudio sobre su personalidad, Miguel Ángel Scenna- que entre los brutos incluía al hombre”.
En mayo de 1810, Castañeda figuró entre los más entusiasta partidarios de la Junta presidida por Cornelio Saavedra, logrando algún tiempo después convencer al Cabildo de la importancia que tenía el dibujo como base educativa, y el 10 de agosto de 1815 pudo abrir una Academia de Dibujo en el convento de la Recoleta (posteriormente cerrada por Rivadavia alegando que la necesitaba para cuartel).
Después de principiar su obra periodística en 1819 con “Primera Amonestación al Americano”, a comienzos de 1820 redacta y dirige un periódico de título “kilométrico”, como sería la característica de la mayoría de los que él editara, muchos de los cuales fundaba especialmente para dedicarlo a un nuevo adversario que surgía. El periódico se llamó “El desengañador gauchi-político, federi-montonero, chacuaco-oriental, choti-protector, y Puti-republicador de todos los hombres de bien, que viven y mueren descuidados en el siglo diecinueve de nuestra era cristiana”.
También figuran entre sus publicaciones “El Despertador Teofilantrópico-Místicopolítico”; “El Paralipomenón al Suplemento del Teofilantrópico”; “La Matrona Comentadora de los Cuatro Periodistas”; “Da. María Retazos de varios autores trasladados literalmente para instrucción y desengaño de los filósofos incrédulos que al descuido y con cuidado nos han enfederado en el año veinte del siglo diez y nueve de nuestra era cristiana”; “El Lobera reforzado”; “La verdad desnuda”; “El Padre Castañeda”; “Vete portugués que aquí no es”; “Ven portugués que aquí es”; “Eu nao me meto con ninguem”; “Defensor del Teo-Filantrópico Místico-Político”; “La Guardia vendida por El Centinela y la traición descubierta por el Oficial de Día”; “Derechos del hombre ó Discursos histórico-místico-político-crítico-dogmáticos sobre los principios del derecho político”; “Buenos Aires cautiva y la Nación Argentina decapitasa á nombre y por orden del nuevo Catilina Juan Lavalle”; y los prospectos “El Santafesino ó las provincias de la antigua Unión-Población y rápido engrandecimiento del Gran Chaco” y “Obras póstumas de nueve sabios que murieron de retención de palabras”.
El padre Castañeda que en 1822 redactaba nada menos que nueve periódicos, sería considerado por Vicente Fidel López como “el polemista de estilo más puro, más vivaz y más castizo que haya tenido la prensa argentina”.
José Ingenieros opinó por su parte, que “sobra sal en sus escritos, pero siempre es gruesa; arranca a menudo la carcajada, nunca la sonrisa”.
Fray Francisco de Paula Castañeda utilizó seudónimos tales como Fray Cipriano, Bartolo el Tonto, El hermano Conejo, Carancho, Dion, Confucio y Doña Viuda de la Patria.
En 1823, llega al entonces Rincón de Antón Martín (hoy San José del Rincón), dispuesto a llevar a cabo su utopía educativa.
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