*Su dueño fue Don Manuel Madeira, apodado "El Portugués", quien se dedicó a tareas comerciales.
*Su particular disposición en la traza urbana, sin un registro preciso de la limitación de la propiedad, avanza sobre el espacio de la calle, generando un espacio de notable singularidad.
*De antiguedad similar a la Iglesia.
*A una cuadra del Antiguo Camino Real (hoy calle Santa Rosa)
*En esa época las escrituras de tierras llevaban la inscripción "¡Viva la Santa Federación!, ¡Mueran los Salvajes Unitarios!"
*Alguna vez un fabricante de ladrillos de la zona costera santafesina expresó:"...en esa casa estuvo descansando el Brigadier López, cuando desde San José del Rincón, los blandengues y las milicias rinconeras impedían el ingreso de los invasores unitarios y de los aborígenes...".
*Y ahí cerquita, según la tradición oral el célebre cacique Mateo El Grande fue muerto por rinconeros en 1820. Había mantenido en jaque a la ciudad de Santa Fe y al mismo Brigadier López durante años.
(p.51, El Paisaje Costero en S. J. del Rincón -Otros vestigios coloniales- Zarza; Graciela y González; Clelia).

sábado, 26 de marzo de 2016

BATALLA DE CAYASTÁ (26/3/1840)

En el marco de la cruenta “guerra civil” que enfrentó argentinos hermanos durante casi 30 años del siglo XIX, se libró esta batalla entre las fuerzas federales comandadas por el Gobernador de Santa Fe, el General JUAN PABLO LÓPEZ, que vencieron a los efectivos unitarios que mandaban MARIANO VERA y FRANCISCO REYNAFÉ. El coronel Vera, cubierto de lanzazos igual que su Escribiente JOSÉ PINO, murieron en este combate y FRANCISCO REYNAFÉ logró huír. Este encuentro fue considerado de gran importancia política para la causa de la federación, siendo recompensados sus vencedores con honores y premios militares. El parte sobre la muerte del coronel Vera en Cayastá, comunicado a JUAN MANUEL DE ROSAS, está escrito su hermano, CALIXTO VERA, que dijo: “El infrascripto tiene la grata satisfacción de participar a vuestra excelencia agitado de las más dulces emociones que el infame caudillo Mariano Vera, cuyo nombre pasará maldecido de generación en generación, quedó muerto en el campo de batalla, cubierto de lanzazos. Felicito a vuestra excelencia y a toda ése benemérita provincia, igualmente que a toda la Confederación Argentina, por tan insigne triunfo, en el que hemos recogido los laureles de la victoria tanto más frondosos cuanto que han sido empapados en la sangre de los sacrílegos unitarios.
El arcón de la historia Argentina

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