*Su dueño fue Don Manuel Madeira, apodado "El Portugués", quien se dedicó a tareas comerciales.
*Su particular disposición en la traza urbana, sin un registro preciso de la limitación de la propiedad, avanza sobre el espacio de la calle, generando un espacio de notable singularidad.
*De antiguedad similar a la Iglesia.
*A una cuadra del Antiguo Camino Real (hoy calle Santa Rosa)
*En esa época las escrituras de tierras llevaban la inscripción "¡Viva la Santa Federación!, ¡Mueran los Salvajes Unitarios!"
*Alguna vez un fabricante de ladrillos de la zona costera santafesina expresó:"...en esa casa estuvo descansando el Brigadier López, cuando desde San José del Rincón, los blandengues y las milicias rinconeras impedían el ingreso de los invasores unitarios y de los aborígenes...".
*Y ahí cerquita, según la tradición oral el célebre cacique Mateo El Grande fue muerto por rinconeros en 1820. Había mantenido en jaque a la ciudad de Santa Fe y al mismo Brigadier López durante años.
(p.51, El Paisaje Costero en S. J. del Rincón -Otros vestigios coloniales- Zarza; Graciela y González; Clelia).

sábado, 12 de julio de 2014

Sucedió un 12 de julio de 1780: Nace Juana Azurduy

Patriota altoperuana que se sumó a las luchas emancipadoras participando de la revolución de Chuquisaca, acompañó a su esposo Manuel Padilla en la dirección de la Republiqueta de Laguna y lo reemplazó luego de su muerte poniéndose al frente de esa guerrilla patriota. Participó de los combates que libró el Ejército del Norte conducido por Manuel Belgrano y más tarde se unió a la guerrilla de Martín Miguel de Güemes. En 1821, a la muerte de Güemes y sin haciendas ni tierras, que le habían sido incautadas por los realistas, se vio reducida a la mayor pobreza. Así la encontró Bolívar en 1825, quien al ver las condiciones miserables en que vivía, la ascendió al grado de coronel, le otorgó una pensión y, avergonzado, le comentó a Sucre: “Este país no debería llamarse Bolivia en mi homenaje, sino Padilla o Azurduy, porque son ellos los que lo hicieron libre”. Pasó largos años en Salta solicitando al gobierno boliviano la restitución de sus bienes confiscados. La pensión que Bolívar le había otorgado le fue quitada en 1857 por el gobierno del dictador José María Linares, perteneciente a la noble y acaudalada familia de los condes de Casa Real y Señores de Rodrigo en Navarra, emparentados con la nobleza española. Juana Azurduy, que perdió a su esposo y a cinco de sus seis hijos en la guerra y que tanto había hecho por la independencia americana y tan poco le había sido reconocido, murió en la más extrema pobreza el 25 de mayo de 1862.


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