*Su dueño fue Don Manuel Madeira, apodado "El Portugués", quien se dedicó a tareas comerciales.
*Su particular disposición en la traza urbana, sin un registro preciso de la limitación de la propiedad, avanza sobre el espacio de la calle, generando un espacio de notable singularidad.
*De antiguedad similar a la Iglesia.
*A una cuadra del Antiguo Camino Real (hoy calle Santa Rosa)
*En esa época las escrituras de tierras llevaban la inscripción "¡Viva la Santa Federación!, ¡Mueran los Salvajes Unitarios!"
*Alguna vez un fabricante de ladrillos de la zona costera santafesina expresó:"...en esa casa estuvo descansando el Brigadier López, cuando desde San José del Rincón, los blandengues y las milicias rinconeras impedían el ingreso de los invasores unitarios y de los aborígenes...".
*Y ahí cerquita, según la tradición oral el célebre cacique Mateo El Grande fue muerto por rinconeros en 1820. Había mantenido en jaque a la ciudad de Santa Fe y al mismo Brigadier López durante años.
(p.51, El Paisaje Costero en S. J. del Rincón -Otros vestigios coloniales- Zarza; Graciela y González; Clelia).

miércoles, 23 de enero de 2013

Carta del Padre Carlos Gervasoni al Padre Comini de la Compañia de Jesus.
(Buenos Aires, Junio 9 de 1729.)


Las casas son fabricadas todas sobre el terreno plano,
 y ahora, la mayor parte de ladrillos.
Quedan todavia muchas fabricadas de tierra y cubiertas de paja,
habitadas aun por personas principales: entre ellas el Señor Obispo,
que tendrá una renta de seis mil escuelos romanos.
Sin embargo su casa es de adobe con techo de teja.

De Vuestra Reverencia,
Indignísimo siervo en J. C
Carlos Gervasoni
Buenos Aires, Junio 9 de 1729.


Caserío de Ischilín (Córdoba, Argentina) <sede policial>

2 comentarios:

  1. Las crónicas y descripciones de nuestro país en la época colonial, escritas por viajeros o misioneros, y aun por los propios habitantes, son sumamente escasas. La dificultad de los viajes, los peligros y el estado de atraso en que se encontraba nuestro suelo, el retardo con que se iniciaron las primeras impresiones y publicaciones, todo contribuía a mantener el letargo semisalvaje en que se vivía durante los siglos XVI, XVII y XVIII por estas tierras tan alejadas de los centros culturales y comerciales de la época. Los relatos de Schmidel, Barco Centenera, Concolorcorvo, Aguirre, Acarete du Biscay, Félix de Azara y otros pocos, son las únicas fuentes que nos sirven para reconstruir nuestro pasado tal como lo vieron quienes se animaron a llegar hasta las entonces inhospitalarias márgenes del Plata. De ahí el inmenso valor que tienen las cartas anuas y privadas, escritas por los misioneros jesuitas arribados a la Argentina para dedicarse con sin igual entusiasmo a la catequización de los indígenas de todo el país, ya que si bien en misiones es donde lograron su mayor y mejor obra, han dejado las huellas de su paso por todo el territorio, en colegios, iglesias y reducciones.

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  2. El padre Cattaneo escribió varias cartas desde nuestro país, enviadas unas a su hermano José, y otra a un íntimo amigo, el noble veneciano Francisco Baglioni. Otro tanto hizo el padre Gervasoni, dirigiendo su correspondencia, ya a su hermano Angelino, ya al padre Comini, su amigo y compañero de comunidad.

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